Nosotros los Chaparros, Ustedes los Gigantes

"¡Uno sesenta!", traté de corregir, casi gritando. "No joven…mide usted exáctamente uno cincuenta y nueve punto siete", contestó la enfermera. "¿Punto siete? ¡Mis huevos, inche vieja!", surgió de inmediato el insulto en mi cerebro.

Así empezó mi check-up médico de este año. Esos tres milímetros que no consideró la enfermera al no redondear la medida, me da un poco más de caché si los aplico cuando digo mi estatura.

Luego, me cuestioné la razón de mi increpación a la enfermera. Nunca me había importado mi estatura, pero en esta ocasión sí. Tuve que hacer una introspección y me encontré con un sinfín de eventos en mi vida en los cuales el no ser alto, no ha sido nada bueno para mi, colocado en el entorno social en el que me he desenvuelto. Ser chaparro parece ser un crimen en un mundo donde las generaciones cada vez, en promedio, miden más y también, porque no decirlo, piensan menos. Como ejemplo, yo soy más alto que el promedio de las tropas germanas en el siglo XIX (1.65 m). En la actualidad, seguramente si me pongo junto a ellos parecería la mascota del ejército, pues hoy el promedio de altura de los hombres en Alemania es de 1.81 m. Pero regresando a mi momentáneo enojo quería encontrar las razones y estas son mis conclusiones.

Las comparaciones familiares

Bety, mi madre, y Manuel, mi padre, son bajitos, pero por razones extrañas de la vida (o la genética, o qué se yo), algunos de mis tíos miden más de 1.70. Obvio, mis primos heredaron o rebasaron la estatura, con lo que se dio inicio a las horrorosas comparaciones: "Mira…tu primo ya mide casi uno ochenta; y tú, ¿cuándo vas a crecer?, no haces ejercicio, deberías jugar básquetbol al menos"…Chaaale! El primo en referencia, puede ser un perfecto tonto, mariguano, flojo y bueno para nada, pero sólo por ser grandote, ya es la maravilla de la familia. Una historia parecida hay referente a cuando era flaco (tengo ya 10 kilos de sobrepeso) y me decían mis familiares envidiosos de mi esbelto cuerpo: "gordito, pero sanito... en cambio tú estás debilucho" (para otra ocasión dejaré el contarles que sufren de muchas enfermedades actualmente por ser orgullosamente llenitos).

Lo que les digo es verdad y no les creo si me dicen que alguna vez en su vida han oído: "Míralo qué fantástico, está enano…es el orgullo de la familia…". ¡No! Nunca habrán oído eso se los aseguro.

Los amigos.
Por azares de la vida, el repertorio de holgazanes (compañeros de la escuela y el trabajo) con el cual me he asociado a lo largo de mi existencia es muy variado. Y es obvio que, entre los pertenecientes a esta clasificación, el poner apodos, criticar y ofender a las personas es religión. Pero acontece un fenómeno curioso: los que te dicen chaparro y junto con este adjetivo un sinfín de otras calificaciones, todas ellas referentes a tu estatura, no son los que miden 1.80 o más. ¡Son los mismos chaparros! ¡Sí! ¡Como lo leen! ¡Los peores enemigos de los chaparros son los mismos chaparros! Tengo varios amigos, que cuando lean esto, se sentirán aludidos (¡Cómo no, tú, Michael Jordan..!), pues miden probablemente unos milímetros más que yo y sólo pueden decir que son más altos si se comparan con Napoleón. Lamentables…muy lamentables.

Las mujeres.
¿Mujer más alta que tú? ¡Estás frito! La sociedad nos ha inculcado una serie de estereotipos que no tienen sentido alguno. Como el que indica que la mujer tiene que ser menor de edad que el hombre en una relación de pareja. ¿Y por qué tiene que ser así? Lo mismo da si es alrevés, ¿no? De igual manera, ¿alguien que me puede explicar por qué una persona que mide menos de 1.60 m. no puede andar con alguien como Jaquelín Bracamontes? Ah, pero eso sí…más alta no puede ser, pero sí más gorda. Hay cosas en la vida que son realmente patéticas.

Discriminación y preferencias
Según varios estudios, las personas de más de 1.75 m. son mejor pagadas que sus contrapartes con menor altura. No me sorprende. Lo mismo sucede con la gente atractiva. Entre más guapo/guapa, más fácilmente se abren la puertas. El caso de Beckham, el futbolista y modelo, es perfecto para ejemplificar: mide 1.86 m. y es galán el cuate, pero juega de la patada; se hace expulsar en los partidos críticos pues es bastante malo y además es un tronco como medio ofensivo. Pero ha sido uno de los jugadores mejor pagados de su tiempo, ha anunciado calzones al por mayor (con los necesarios ajustes de Photoshop en donde sea necesario) y ha sido el niño social de moda. En el otro lado del espectro está el igualmente futbolista Messi quien mide 1.69 m. y ha sido modelo anunciante de postales de la UNICEF.

La escuela.

Siempre existe un abusivo. Te ven chiquito y el tipo grandote o el bullying (hostigador escolar) a todo lo que da. Me sucedió al menos dos veces durante mi "crecimiento" en la primaria y secundaria (y mi hermana Carla me defendía, ¿cómo ven?). Algunos dicen que los chaparros somos bravos. No, ¡error! No somos bravos, nos hacen bravos. Chiquito pero picoso, dice el refrán. Lo que no entiende el gandul (gandaya si les gusta más esta palabra) que te está jorobando la existencia, es que sus testículos quedan perfectamente encuadrados a la altura que tú dominas. Normalmente acaba la situación con un grandulón llorando y con la nariz rota, pues lo que sigue es romperle el tabique nazal cuando se dobla.

Lo anterior sólo aplica al género masculino. Si es chaparra... los tacones hacen maravillas y se acabó el problema.

Pero, ¿los tacones elevados de las botas nos ayudarán a los chaparros? Je, je… no me imagino adentro de unas botas... me cubrirían hasta las piernas.

¿Qué piensas de esto?